Twitter es el servicio de microblogging más famoso del mundo. Allí interactúan millones de usuarios a diario, compartiendo y reposteando contenido (por medio del retweet), de modo que se lleva a cabo un intercambio y expansión de información constante.
Los usos que se le dan a la aplicación dependen de cada usuario: hay quienes utilizan Twitter para estar al día con las últimas informaciones del acontecer local, nacional y/o mundial; otros para seguir cuentas de intereses muy particulares, como perfiles de gente famosa o sitios de entretenimiento; por otra parte, hay quienes le dan un uso estrictamente académico por medio de un perfil creado para una materia de la escuela o la universidad y desde el que siguen únicamente cuentas relacionadas con ciertas áreas de conocimiento; otros usuarios prefieren hacer de su cuenta un sitio personal, para compartir pensamientos e ideas con sus allegados o seguidores, etc.
Lo cierto es que, así como existe una gran variedad de usos que se le pueden dar a la plataforma, también es posible moderar quién puede ver el contenido que creamos o compartimos en nuestra línea de tiempo (timeline). Para ello existe la opción de poner el perfil privado, de manera que solo quienes ya siguen una cuenta u obtienen posterior autorización para hacerlo pueden acceder al contenido que difunde cierta cuenta.
Cada usuario tiene la potestad de decidir quién puede ver su timeline y quién no. Sin embargo, al poner un perfil privado se limitan las opciones del usuario. Por ejemplo, se pierde la función de las etiquetas, pues al no estar públicamente visibles los tuits de una persona, tampoco aparecerán en los listados asociados a la etiqueta.
Otra restricción es que el contenido que se comparte desde un perfil privado no puede ser retuiteado (reposteado) para que lo vean cuentas que no siguen al autor del tuit. En este sentido, no es recomendable poner un perfil privado.
Sin embargo, existen casos en que es preferible limitar el acceso a una línea de tiempo. Si una persona desea compartir contenido únicamente con ciertos seguidores, por ejemplo, en el caso de un profesor que modere una cuenta de Twitter para dictar una clase, tiene sentido que exista ese tipo de privacidad.
Existen personas que son muy celosas con el contenido que comparten, que no disfrutan de exponer su vida y sus pensamientos para que lo vea o lea cualquiera, sienten que es mejor que nadie pueda ver su contenido sin su permiso (por ejemplo, un enemigo o expareja que esté investigando lo que hace), etc. En casos así es común que el usuario ponga privado su perfil.
Por otro lado, Twitter es una red social que se presta comunmente a manifestaciones políticas que pueden gustar más o menos a según que personas, es por ese motivo que muchas personas deciden cerrar su perfil para evitar conflictos con otras cuentas que no piensan igual que ellos. Y a veces, cuando una cuenta de usuario está demasiado expuesta, lo ideal es ponerla privada durante algún tiempo para evitar comentarios molestos.
Dentro de las políticas de uso y privacidad del sitio, se establece que el usuario es el autor intelectual del contenido que publique desde su cuenta en la plataforma, salvo que se trate de creaciones previamente registradas. Twitter únicamente funge como el medio para publicar y compartir dicho contenido.
También establece que una vez que el usuario decide proteger sus tuits, la plataforma garantiza que ningún otro usuario que el dueño de la cuenta privada no apruebe tiene acceso al contenido que este publique. De modo que todo usuario que tenga restricción por parte de un usuario con cuenta privada, debe realizar una solicitud de seguimiento desde una cuenta diferente, con la posibilidad de ser rechazado nuevamente.
Por otra parte, si un usuario bloquea a otro usuario, el segundo no puede tener acceso al timeline del primero mientras haya iniciado sesión desde el perfil donde lo tienen bloqueado, pero esto no necesariamente significa que el primer usuario tenga su perfil privado. De modo que si el usuario bloqueado cierra su sesión e intenta leer los tuits del primer usuario sin iniciar una sesión o haciéndolo desde una donde no esté bloqueado y el usuario de interés tiene su perfil público, puede leer sus tuits.
Por último, existe una aplicación llamada Echofon, con la que se puede acceder al perfil de un usuario aunque este nos tenga bloqueados. Sin embargo, esto es jugar con la vulnerabilidad de la red de microblogging; la única manera de no permitir que una persona nos aceche es bloquearla tanto de la aplicación de Twitter como de Echofon.
Publicación modificada el 16 abril, 2021 21:48
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